Leí: Gente que conocemos en vacaciones. ¿Recomiendo? WTF!
Hace poco, en las redes, alguien me sugirió que escribiera reseñas de mis lecturas. En ese momento me di cuenta de que, aunque todo el tiempo estoy subiendo posteos de libros, reseño muy poco; no como lo hacía hace años atrás cuando comencé a hablar de mis lecturas en la página de Facebook All you need is books. Por eso presento: Spoilers de miércoles. Lea bajo su propia responsabilidad.
Si bien llevo cuatro libros leídos en lo que va del mes, y algunos me gustaron más que otros, la lectura que acabo de terminar es, definitivamente, la peor del año.
La novela se titula Gente que conocemos en vacaciones, de la autora Emily Henry.
Antes de comenzar a escribir buceo un poco por la web para conocer más en profundidad lo que se dice acerca de esta obra porque, en mi caso, la conocí a partir del club de lectura del mes de enero que comentaremos el primer sábado de febrero. ¡Ya quiero que llegue el día!
Al empezar a teclear las primeras palabras del título aparece muy rápido en el buscador, algo que confirma su popularidad. Lo segundo que noto es lo primero con lo que no coincido; la calificación que tiene en una página de ventas de libros: 5/5. Lo segundo que veo es también lo segundo con lo que estoy en desacuerdo: en una descripción dice "la comedia romántica para este verano". Y sí, mi lectura ha sido durante los 40 grados de sensación térmica que tuvimos los tres días que me llevaron las casi 400 páginas que tiene el libro, pero definitivamente no puedo decir que me haya parecido una comedia, al contrario, si hay algo que no hice mientras leía fue reírme, así que reemplazaría la palabra Comedia por Hartazgo.
Me desplazo un poco más por la pantalla observando los otros títulos que la autora ha publicado y todos tienen algún elemento que se relaciona con la felicidad o la evoca de manera directa: La novela del VERANO, Book lovers: AMOR entre LIBROS -título doblemente feliz- Una historia DIVERTIDA, Lugar FELIZ. Pienso: Guillermo Martínez estaría horrorizado -No puedo evitar recordar un taller de escritura de cuentos que el autor brindó hace años atrás en la casa Borges donde mostraba un listado de buenos y malos títulos; aquí podría encontrar varios ejemplos para la segunda columna-.
Vuelvo a la pantalla y veo que, en 2023, un diario argentino publicó que el libro fue "Premiada con el galardón Goodreads a la mejor novela romántica". El cuerpo de la nota dice así: "...Poppy, una joven bloguera de espíritu aventurero que reside en la bulliciosa Nueva York. Alex prefiere la tranquilidad de su hogar y los libros; sin embargo, desde que realizó un viaje en un automóvil compartido con Poppy, hace muchos años, son los mejores amigos. Aunque viven en diferentes ciudades durante la mayor parte del año, pasaron una semana de vacaciones juntos cada verano durante una década, hasta que algo ocurrió hace dos años y su amistad se rompió."
Es a partir de este fragmento donde comienzo a compartir los argumentos de por qué, en mi opinión, la obra falla. Hasta el momento tal vez imaginen que odio las novelas románticas, o los bestsellers -porque esta novela parece tener ambas características-, pero no. Recuerdo haber leído Love story, Lo que el viento se llevó y Bajo la misma estrella con muchas ganas, además tampoco puedo negar que en mis estanterías habitan libros de un tal Nicholas Sparks, fenómeno de ventas. Ejemplos que desmienten esas ideas.
El libro no me gustó porque la trama hace agua por todas partes. Veamos, vuelvo al fragmento de la nota:
Primero (sí, soy fan de enumerar), la protagonista es descripta como "una joven bloguera" y, puede que yo pase por alguna crisis de edad o esté llena de prejuicios, tal vez ambas cosas, pero la verdad es que al leer Joven+Bloguera imagino a alguien que ronda los veinte años y no a quien ha pasado ya los treintas. Bien, dejemos de lado este argumento porque siento que es tan flojo como la trama misma, pero lo siguiente que se dice de la protagonista, Poppy, (y mirá que hay nombres para elegir), es que tiene espíritu aventurero. Entonces pensé: bueno, voy a conocer con lujo de detalles la vida de esta trotamundos. No, la chica viaja por distintos lugares a lo largo de diez años para escribir, primero en un blog y después en una revista, pero nosotros, los lectores de este libro, quedamos totalmente afuera de esos recorridos, de la experiencia de campo y de la cocina de la escritura, no tenemos nada más que breves menciones de cada travesía. Discúlpenme si creí que el libro me daría la sensación de estar recorriendo distintos sitios turísticos del planeta. Recuerden que se supone que esto es algo de peso para el argumento de la novela, entonces ¿a medida que pasamos las páginas no deberíamos sentir que estamos de viaje junto a Poppy? como Alex, su compañero de "aventuras" y el otro protagonista de esta historia.
Aquí encuentro la segunda gran falla: la clase de amistad que sostienen estos dos durante todo el libro. Desde el punto de vista de la historia que la autora quiere contar y considerando la importancia que se supone que esta relación tiene para el argumento de la novela, parece una vínculo muy agarrado de los pelos. Poppy y Alex no tienen NADA en común, lo único que hacen juntos durante diez años es: un viaje anual y mandarse algunos mensajes. Parece no haber nada más que los una realmente como personas para sostener una amistad tan duradera que -luego lamentarán- va a romperse. No sé si exagero o el concepto de amistad que maneja la autora resulta muy poco creíble.
Tercero: a Alex "le gusta la tranquilidad de su hogar y los libros". Y es, aunque no se mencioné explícitamente, una persona de conducta obsesivo compulsiva, sin embargo decide viajar junto a una mujer incompatible con su personalidad, de dudosa higiene, que escucha música que él no disfruta, con la que apenas habla o comparte momentos significativos durante el año y que, al parecer, no lee más que aquello que publica sobre sus viajes. Y hago referencia a esto porque durante toda la novela no comentan ni una lectura. No me jod@s, Emily Henry, a los que nos gustan los libros, sobre todo la paz de estar en casa leyéndolos y, encima, somos docentes, en algún momento, vamos a comentar algo sobre lo que estamos leyendo o queremos leer, sobre nuestros alumnos y alumnas, sobre las clases que llevamos adelante, aunque sea una vez solita, y más si estamos con nuestros amigos, que es con quién más compartimos nuestros gustos e intereses. Para crear una buena historia no cuenta nombrar, como al pasar, que Alex le envío por mail algunos cuentos a Poppy. Incluso, durante el relato ella lo ve con un libro y no le pregunta de qué trata, si le gusta, nada, nada, nada. Lo siento, pero esto tampoco es verosímil.
La verdad de la milanesa es que la autora buscaba una historia con un argumento de friends to lovers (así le llaman ahora) y tenía más o menos las piezas del rompecabezas, pero en vez de hacer que encajaran a la perfección decidió acercarlas y empezar a golpearlas con un martillo o, mejor dicho, su propia pluma. No hay diálogos que muestren una genuina amistad, no hay escenas turísticas, los personajes y los escenarios no tienen profundidad. Solo son dos personas que se frecuentan en vacaciones pretendiendo ser amigos cuando lo único que quieren es tener relaciones entre sí.
La idea de estar en uno, o más, clubes de lectura es para mí, como ya dije en repetidas ocasiones, leer obras que no conozco o no serían las primeras opciones de mi larga wishlist de libros. Durante el tiempo que llevo asistiendo a los clubes me he abierto a la más variada selección de títulos, y siempre lo disfruté. Cada libro es un camino nuevo que no sé dónde va a llevarme.
Muchos pertenecen a autores y géneros que no frecuento, pero no me molesta leerlos sabiendo que cada libro tendrá para brindar justo aquello que me prometió desde un principio -es decir, necesito confirmar esa hipótesis de lectura que generé a partir de todos los elementos paratextuales que acompañan al texto-. Pero con Gente que conocemos en vacaciones me sentí estafada; hasta el título desencaja.
Parafraseando una de mis frases favoritas que parece ilustrar bastante bien esta lectura (del gran músico Pappo a un DJ) le diría a Emily Henry: Buscate una trama honesta.
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